Las golondrinas marcan el final del verano. Nos dejan durante unos meses en su eterno viaje del Norte hacia el Sur y viceversa buscando siempre lugares más acogedores.
Tras su marcha llega el otoño y sus estampas que hoy se plasman en un viejo conocido de este blog: el pueblo de Carballal en O Caurel.
La antigua escuela…
Sus calles…
Sus castaños…
Sus caminos…
La capilla…
Sus entrañas de hierro…
Siempre esa belleza del Caurel que nos persigue por donde quiera que vayamos…
Y a tí, ya sabes quien, gracias mi buen amigo.