
El pueblo es una buena muestra de la arquitectura caurelana con casas de piedra y pizarra, algunas apoyadas en columnas redondas muy robustas, recorrido por callejuelas estrechas para evitar las inclemencias del clima de montaña. Muchas casas, almacenes y sequeiros de castañas se encuentran en ruinas pero también hay edificaciones en fase de restauración que hacen pensar en un futuro para el lugar.
He estado allí muchas veces y cada vez es mejor si cabe. Os recomiendo la visita.