Santa Comba es un pueblo del Concejo de Ibias en Asturias.
Se accede hasta él por una pista que no ha visto el asfalto pero por la que se puede subir en automóvil sin dificultad. La opción de subir al pueblo en una caminata tampoco es descabellada porque dista poco de la carretera general y es una gozada para los sentidos.
El camino nos rodea y cubre de castaños centenarios, algunos en complicado equilibrio sobre él, pero también vemos multitud de avellanos, abedules, y árboles característicos de estas latitudes.
Justo antes de llegar a Santa Comba divisamos desde el camino parte de la Sierra del Bouzón que nos acompaña todo el camino paralela al río Ibias.
Tirando de zoom apreciamos el Pico de Ciallo de 1558 metros de altitud, el Collado Alguerdo, La Tablona a 1469 m. y el Pico Belosa de 1507m., así como las Brañas de Alguerdo, formando un conjunto de gran belleza.
Y llegamos a Santa Comba y el corazón nos da un vuelco. Se abre ante nosotros una aldea de las de antes, sin asfalto en sus caminos, con parras de uvas entre las casas, en silencio, todo paz. La capilla de San Bernardino nos da la bienvenida.
Después…un pueblín digno de ser conservado.
Ningún perro nos sale al encuentro, ni hay rastro de otro tipo de animales domésticos porque Santa Comba no está habitada los 365 días del año. Las personas que tienen aquí sus orígenes vienen según sus posibilidades a cuidar las pequeñas huertas y a abrir sus casas. Por eso el pueblo de Santa Comba puede encontrarse vacío pero no abandonado.
Camino abajo nos topamos con la sorpresa de encontrar la panera de casa Vecentón. Es sin duda la más original de Ibias y se construyó en el año 1949 sobre doce pegollos, muy ornamentada y colorida, para destacar del resto de las paneras del pueblo. Orgullo de su dueño. Además, está bellamente tallada por el maestro carpintero Florentino Nogueira. ¿No os parece una casita de muñecas?
Otra grata sorpresa es el corredor cerrado de esta otra casa que hace las delicias de nuestra imaginación sobre la vida en otros tiempos y sobre lo que estas maderas cobijarán.
No puedo evitar fotografiar de nuevo la panera desde todos sus ángulos.
Aunque cuesta separar la vista de cada rincón de Santa Comba, levantamos nuestros ojos y disfrutamos con las vistas que hay desde el pueblo. En este caso divisamos Boiro, por donde ya hemos pasado al dirigirnos hasta aquí.
De nuevo la sierra cuyos picos atraen de nuevo nuestra atención.
A media ladera, Bustelo.
En esta ocasión, Folgueiras de Boiro ante nosotros.
Y la gran fraga que se extiende entre Santa Comba y Folgueiras de Boiro por donde sin duda se pasea el gran oso pardo. Santa Comba es, de hecho, visitado por este gran animal. He visto fotografías realizadas en el pueblo no hace mucho tiempo, de excrementos oseros llenos de restos de uvas. Ya sabéis pues que los osos hacen su vendimia particular en las parras de Santa Comba. Impresionante, ¿verdad?
Otra joya en forma de corredor.
Y, siempre, en cada pueblo, las abejas. Otra gran atracción para el oso y una riqueza en Ibias cuya miel es excelente.
Como habréis adivinado, Santa Comba me ha resultado un lugar atrayente, bonito, de esos pueblos auténticos y tradicionales de los que pocos quedan sin dar el aspecto de ruina, antiguo no viejo, tranquilo…y con la inevitable sensación de sentir el aliento del oso pardo en la espalda….Sin duda, una joya asturiana.